Talleres gratuitos de iniciación a la escritura creativa:
Páginas: 157
Editorial: Alborada
Colección: La locomotora
Esta historia no ha sido escrita por Roald Dahl, sino por un gigante de ocho metros que jamás ha ido al colegio y que se alimenta de los repugnantes pepinásperos. Sin embargo, Roald Dahl, haciendo gala de una amabilidad inmensa, le prestó su nombre para firmar el trabajo.
¿De qué va?
Sofía es una niña que, desde el orfanato en el que vive, ve cómo un gigante espía a través de las ventanas del vecindario y, a veces, introduce su mano al interior de las habitaciones. Aterrada, se da cuenta de que el gigante se dirige hacia su edificio.
Esta historia es una aventura de fantasía que leí de niño y que he querido recordar. No es de las que más me gustan del autor, pero, aun así, los escenarios fantásticos que describe, así como el submundo gigantil que propone te hace volar la imaginación y disfrutar como un niño un poco más crecidito.
Evidentemente, estamos hablando de una novela infantil y juvenil. En ella, la magia y los sueños tienen un protagonismo especial.
Sin embargo, algo de lo que no me percaté en mi primera lectura, hace ya 800 años, es que existe un trasfondo bastante cruel que casi pasa desapercibido. Y es que los gigantes malos comen personas, especialmente niños (les llaman «guisantes humanos»). No se describe con detalle cómo lo hacen, no se narra el momento de la merienda, pero se alude a ello en varias ocasiones y... no, al final los niños no aparecen vivos en las barrigas de los gigantes. No me ha parecido inadecuado, pero me ha llamado la atención.
Una de las cosas que no me ha gustado es que el Gran Gigante Bonachón (en adelante GGB), habla fatal, se confunde con las palabras y se inventa otras, y eso ocurre durante toda la lectura; llega a cansar bastante, la verdad.
CONCLUSIONES
Las aventuras fantásticas de Sofía y del GGB me han devuelto a la infancia y me han hecho disfrutar y evadirme de la realidad cotidiana, que a veces viene muy bien.
Es una buena historia que, incluso, puede servir como una iniciación indirecta y muy suave de los niños hacia la literatura un poco más... digamos... de miedo, pues los gigantes se comen a los niños, y aquí no vale eso de que solo a los que se portan mal, se zampan a cualquier niño que se ponga a tiro. Y si no, echad un ojo a alguno de los nombres de los gigantes (que, por cierto son muchísimo más gigantescos que el GGB): Tragacarnes, Quebrantahombres, Ronchahuesos, Sanguinario, Escurrepicadillo, Mascaniños, Buche de Ogro, Aplastamocosos...
¿Te apetece leer una historia de fantasía sobre unos jóvenes que tratan de evitar que la fauna local se convierta en mortífera para los habitantes de su ciudad?
En «Mascotas y fieras» un grupo de amigos se enfrentan a un grupo de terroristas que ensayan una nueva forma de propagar el terror. Se trata de una aventura juvenil de fantasía y aventuras de acción trepidante que no te dejará un momento de respiro.
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