Talleres gratuitos de iniciación a la escritura creativa:
Páginas: 81
Colección: Biblioteca Básica Salvat de libros RTV
Editorial: Salvat
Con la literatura clásica siempre me ocurre que, antes de empezar a leer, nunca sé si ya he leído la historia o es que la tengo demasiado presente debido a las versiones cinematográficas y los cómics (especialmente la inmensa colección «Joyas literarias juveniles»).
Con esta novela ni te cuento, pues debe de ser una de las más versionadas y parodiadas de la historia en todo tipo de medios.
Pronto descubrí que no había leído la original, y es que se nota el paso del tiempo en el estilo de escritura y de narración.
Para los jóvenes de hoy en día resultan mucho más atrayentes las versiones actuales, especialmente las audiovisuales, y lo comprendo, pues tal como está escrita no resulta una lectura demasiado apetecible para iniciarse en la lectura o para estimular el apetito literaturil.
Que no se me entienda mal: es una obra maestra, pero no la considero apta para que los escolares se enganchen al sano vício de desear terminar un libro para poder comenzar con el siguiente.
Esto mismo me ha ocurrido con otras obras clásicas, y considero que estas son de especial valor para quienes ya disfrutamos con esta actividad. Me pasa mucho con Julio Verne: me encanta y me deja un regusto especial que no sabría explicar, pero jamás se me ocurriría recomendar a un adolescente sin hábito de leer que empiece por «Los hijos del capitán Grant», por poner un ejemplo.
En cambio, si el joven ya se puede considerar un lector, con esta pequeña novela, que se lee en una tarde, disfrutará y, además, aprenderá sobre algunos de los valores más característicos del espíritu navideño.
Y es que el señor Scrooge es la antítesis del citado espíritu; por contraste, su empleado representa todo lo contrario. Y es que el mensaje principal de esta historia es la necesaria transformación de todo ser humano para convivir con sus vecinos en armonía y con espíritu de amor, de colaboración, de compatir y de ayuda en función de las posibilidades de cada uno. Y para ello, Dickens utiliza la excusa del espíritu navideño, aunque si se lee entre líneas se descubre que el autor pretende una transformación integral y duradera y no un simple modo navideño de actuación. Esto puede verse por la representación de los tres espíritus que visitan a Scrooge: el de las Navidades pasadas, el de las presentes y el de las futuras; con tan solo tres períodos concretos y específicos se hace un repaso de toda una vida, y se extienden los valores que se pretenden enseñar más allá de los límites navideños.
Poco hay que decir sobre el argumento «Cuento de Navidad», pues todo el mundo lo conoce. Podría considerarse un cuento largo, quizás una novela corta... El hecho es que Dickens va directo al grano sin apenas florituras y he sido incapaz de encontrar la gran carga emocional que impregna las versiones actuales. Quizás, precisamente, por estar fuertemente mediatizado por tales versiones.
Casi podría decirse que Dickens plasmó un guión o una idea (muy buena, por cierto) para que los cineastas futuros lograsen encumbrar su historia.
Y ojito, que no digo que no sea una maravilla literaria; solo que su envejecimiento se nota demasiado.
Y, sí, por supuesto que continuaré leyendo a Dickens; el siguiente será: «El grillo del hogar».
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