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Foto del escritorJavi Navas Llorente

Reseña de «El Principito», de Antoine de Saint-Exupéry

Actualizado: 7 may 2023

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Reseña de El Principito, de Saint-Exupéry en www.javinavas.es

Editorial: editores mexicanos unidos.

Edición: 10ª edición. Agosto de 1985.

Páginas: 99.

El Principito, de Antoine de Saint-Exupery, es una lectura que ya tenía olvidada casi por completo. Recordaba algo sobre una flor, un zorro y un desierto, pero los detalles se habían esfumado. Es curioso que a pesar de todo ello perdurase el buen rollo que me dejó y la sensación de que esa lectura, en la infancia, seguramente ha contribuido a mi visión de algunas de las cosas más importantes. ¿Cómo qué? Pues sobre conceptos como el respeto por los animales. Y en esta segunda lectura he descubierto cosas más trascendentales, como la relación entre la vida y la muerte. ¿Te parece poco?

Y es que habrá cien mil interpretaciones sobre lo que significan esos planetas minúsculos de un solo habitante y el viaje que realiza nuestro pequeño extraterrestre. Pero a mí, lo que me ha impactado han sido dos importantes ideas.

Por un lado, el crecimiento del ser humano, desde una visión inmadura, limitada y egocéntrica hasta un pleno desarrollo. El Principito, ensimismado y feliz en su minúscula burbuja, decide, en determinado momento, salir a ver qué hay más allá.

Reseña de El Principito, de Saint-Exupéry en www.javinavas.es

En su viaje descubre otros reductos habitados por un único amo y señor de su destino, quien no ha logrado superar su estrechez de miras. Todos ellos continúan haciendo lo mismo que han hecho durante toda su existencia, autoproclamándose, alguno, amo del universo: «Era un monarca absolutista. Pero como era muy bueno, solo ordenaba cosas razonables».

Otro agota su existencia rodeado de botellas y de alcohol. El Principito le pregunta por sus motivos. «Para olvidar». ¿Olvidar qué? Nada menos que la vergüenza que siente. «¡Vergüenza de beber! ―dijo el bebedor».

Por otro lado, es curioso leer reseñas que califican esta historia de triste. Para mí ha resultado de lo más alegre, pues anuncia la que creo sería la mayor noticia que podría darse a la humanidad. Y es la persistencia del alma. En fin, creo que he dicho demasiado. No me tiréis de la lengua si no queréis que os reviente la historia.

«Cuando por la noche mires al cielo, estaré en una de esas estrellas; y como yo reiré te parecerá que todas las estrellas ríen para ti. ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!».

La novela se publicó por vez primera en 1943, un año antes del misterioso fallecimiento del autor (desapareció a bordo de su avión en una misión de reconocimiento). Años antes, en 1935, sufrió un accidente en el desierto del Sahara y estuvo a punto de morir deshidratado.

Precisamente, este es el escenario en el que se encuentran los dos protagonistas de la historia: el Principito y un aviador cuyo avión se ha averiado y se ha visto obligado a realizar un aterrizaje de emergencia. ¿Casualidad? La mayoría de los autores utilizamos experiencias propias para enriquecer las tramas.

Este aviador es quien nos narra la historia en primera persona y es a quien debemos los famosísimos dibujos de boas cerradas y boas abiertas. Sin embargo, choca el estilo narrativo, pues el viaje del Principito se cuenta en tercera persona y, aunque se dice que este explicó sus aventuras al aviador, se muestran pensamientos y sensaciones del joven viajero que el narrador no podía conocer.

Estamos hablando de fantasía, evidentemente, pero, al igual que en los sueños más interesantes, las imágenes que nos muestra el autor son símbolos que van más allá de las palabras. Cualquiera puede inventarse un monstruo alado que escupe ácido corrosivo. Pero un rey, cuyo manto casi cubre todo su planeta, y que asegura que reina sobre todo lo que alcanza su vista, incluso las estrellas más lejanas, está cargado de significado y la fantasía desaparece para encajarte la idea, quieras o no, de que conoces a más de uno de esos «reyes del universo».

Uno de los mensajes que más me ha llegado es el encuentro con el zorro. Estoy seguro de que Saint-Exupéry estaba lanzando un alegato en contra del maltrato animal y del abandono de mascotas.

«Solo se conocen bien aquellas cosas que se domestican ―dijo el zorro―. Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes; pero como no existe ningún comerciante de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres tener un amigo, ¡domestícame!».

Por todo esto, creo que es una lectura que, aunque dará luz a todo tipo de espíritus, independientemente del número de reencarnaciones y de viajes a través del universo que hayan experimentado, resultará especialmente educativa para los más novatos que aún dan sus primeros pasos en el descubrimiento eterno que nos promete Saint-Exupéry.

¿He contado de qué va?

Por si no te ha quedado claro, te ofrezco una pequeña sinopsis: el Principito vive en su pequeño planeta y allí cuida de una rosa que le asegura que es única en el universo. El Principito se siente dichoso por ser él quien disfruta de una flor tan importante. Entonces, y por motivos que no desvelaré, emprende un viaje a través del espacio y recala en diferentes mundos donde conoce a personajes diversos que, a pesar de su escasa participación, dejan una huella profunda y reconocible.

El principito llega a la Tierra y cae en el desierto. Allí entabla amistad con el aviador que nos cuenta la historia.

Por cierto, descubre un inmenso campo de rosas iguales a la que hay en su planeta (¿en el desierto?) y... no se lo toma muy bien. Pero esta escena, unida a la del zorro, es una de las más bellas de todo el libro.

«Cualquiera pensará que mi rosa se parece a ustedes; pero ella sola es para mí más importante que todas ustedes juntas, porque ella es la que he cuidado y regado...».

Conclusiones.

Puedes leer este libro por varios motivos:

• Para disfrutar con una historia de fantasía.

• Porque te gusta la poesía en prosa.

• Porque buscas una lectura que te haga pensar.

• Porque necesitas consuelo ante un pérdida personal importante (sí, en serio).

• Para educar a los más jóvenes en el amor por la naturaleza y por los animales.

• Para inculcar responsabilidad por nuestras mascotas.

• Simplemente para soñar y dejarte llevar.

«Eres responsable para siempre de cuanto has domesticado. Eres responsable de tu rosa».

VIDEORESEÑA

¿Te gustan las historias de viajes fantásticos en los que puedes leer entre líneas? Con estas dos novelas disfrutarás y tendrás temas para el debate y la reflexión.

Encuéntralas en www.javinavas.es

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